El Primer Congreso Mundial se celebró en la Isla de Margarita, Venezuela, del 23 al 28 de noviembre de 2003, con la participación de más de mil personas de 23 países diferentes. Bajo el lema "El derecho de la infancia y la adolescencia: una disciplina jurídica autónoma", el evento culminó con la elaboración de dos documentos fundamentales.
El primero fue la Declaración de Porlamar, en la que los congresistas reafirmaron su compromiso con los principios del paradigma de la protección integral, respaldado por la Convención sobre los Derechos del Niño. Asimismo, aprovecharon la ocasión para reforzar estrategias orientadas a la implementación de estos principios.
El segundo fue el Gran Documento, elaborado directamente por niños, niñas y adolescentes. En este, discutieron y reflexionaron sobre sus derechos desde una perspectiva de aprendizaje y de intercambio plural de culturas, valores y opiniones. Este documento comenzaba con la frase: "Observamos con preocupación que nuestros derechos son constantemente violados y transgredidos". Por ello, los participantes asumieron el firme compromiso de continuar realizando acciones desde sus comunidades de origen para alcanzar "un mundo adecuado para las niñas y los niños", sensibilizando a los adultos y fomentando un trabajo conjunto en defensa de los derechos de la infancia y la adolescencia.
Es paradigmático que, en el país donde inició este movimiento —posteriormente afectado por elevados índices de pobreza—, ya se expresara como objetivo final la "sensibilización de las personas sobre la importancia de la convivencia pacífica y la promoción de una cultura basada en el respeto de los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes".
En aquel entonces, los temas más afectados se centraban en cuatro ejes principales:
- Niños, niñas y adolescentes en situación de calle.
- Pueblos indígenas.Personas con discapacidad y necesidades especiales.
- El movimiento NAT (Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores).
- Estos ejes respondían a situaciones de vulnerabilidad tanto a nivel global como en distintas regiones del planeta.
El Segundo Congreso Mundial tuvo lugar en Lima, Perú, entre el 21 y el 25 de noviembre de 2005, contando una vez más con la presencia de más de mil personas, esta vez con una mayor participación de niños, niñas y adolescentes que de adultos, provenientes de 26 países diferentes. Bajo el lema "Ciudadanía desde la infancia y adolescencia: la exigibilidad de los derechos de niñas, niños y adolescentes desde un enfoque de derechos y desarrollo humano", las conclusiones se reflejaron en la Declaración de Lima, elaborada con la participación activa de los niños y adolescentes congresistas.
El proceso partió de una pregunta clave: “¿Somos niños y adolescentes considerados, desde nuestra realidad multicultural, en todo el mundo, en los espacios de decisión sobre cuestiones relacionadas con la infancia y la adolescencia?”. Tras una respuesta claramente negativa, se propusieron ocho medidas dirigidas a abordar las preocupaciones más urgentes:
La Declaración de Lima concluyó con un llamado a las niñas, niños y adolescentes que participaron en el congreso mundial anterior para que no abandonen la causa y sigan comprometidos con la realización de acciones que divulguen y consoliden los logros de los compromisos comunes asumidos.
El Tercer Congreso Mundial se celebró en Barcelona, España, del 14 al 19 de noviembre de 2007, reuniendo a más de mil participantes, entre adultos y niños, niñas y adolescentes, provenientes de más de 20 países diferentes. Bajo el lema "La participación social de la infancia y la adolescencia: hacia su incorporación en la ciudadanía activa", se abordaron temas prioritarios desarrollados a través de seis ejes principales: pobreza, educación, salud, identidad, violencia y participación.
La Declaración de Barcelona representó una reflexión profunda de los participantes, sintetizada en una afirmación significativa: “Las niñas, los niños y los adolescentes tienen voz y voto, como protagonistas del mundo presente y futuro, recordando y mejorando los errores del pasado. Somos sujetos de derecho a escribir nuestra propia historia.”
Inicialmente, se aprobó que la próxima sede del congreso sería Bucarest, Rumanía, en 2009. Sin embargo, un año después, la entidad organizadora seleccionada decidió, de manera responsable y justificada, renunciar al compromiso debido a las dificultades políticas, organizativas y presupuestarias que enfrentaba el país en ese momento.
Ante esta situación, el Comité Internacional de los Congresos Mundiales decidió ofrecer la organización del siguiente congreso al segundo candidato aceptado. Como resultado, hubo un intervalo de tres años entre dos congresos mundiales consecutivos.
El Cuarto Congreso Mundial se llevó a cabo en San Juan, Puerto Rico, del 15 al 18 de noviembre de 2010, contando nuevamente con la participación de mil personas y un centenar de voluntarios provenientes de más de 25 países. Bajo el lema "El interés superior de las niñas, niños y adolescentes: bienestar y desarrollo en el nuevo orden económico mundial", el congreso se centró en los mismos seis ejes temáticos del evento anterior: pobreza, educación, salud, identidad, violencia y participación, con el propósito de avanzar en los resultados previamente alcanzados.
La Declaración de San Juan comenzó con una denuncia contundente por parte de las niñas, niños y adolescentes participantes en el foro: "Aunque tenemos derechos, existen actualmente situaciones que necesitan ser abordadas con urgencia." Esta declaración destacó situaciones de notable vulnerabilidad asociadas a la discapacidad, orientación sexual, identidad de género, maternidad prematura, trabajo infantil, abuso y explotación. Asimismo, identificaron la crisis económica, la corrupción política y la pobreza como las principales causas que debían enfrentarse.
Un desafío clave del congreso fue ejercer presión para que los Estados Unidos ratificaran la Convención sobre los Derechos del Niño, siendo el único país del mundo que aún no lo había hecho de manera completa. Aunque este objetivo no se alcanzó, se subrayó su importancia y se incorporaron otros temas de gran preocupación para los niños y adolescentes. Entre ellos, destacó la protección del medio ambiente, planteada desde la exigencia de una utilización adecuada y sostenible de los recursos del planeta —tierra, agua, aire, animales y alimentos— mediante una educación que promoviera la conservación y una vida saludable.
El Quinto Congreso Mundial se celebró en la provincia de San Juan, Argentina, del 15 al 19 de octubre de 2012. Este fue el evento más grande realizado hasta la fecha, reuniendo a más de 10,000 congresistas bajo el lema: "Infancia, adolescencia y cambio social", destacando la importancia de las nuevas generaciones para promover la mejora social.
La organización del evento, asumida principalmente por los poderes políticos de la nación y de la provincia, permitió que fuera de acceso gratuito. Además, se promovió como una instancia de formación continua para docentes de todo el país, con autorización oficial para asistir y reconocimiento formal de la participación.
El congreso culminó con la producción de dos documentos finales:
El Manifiesto de San Juan, elaborado por especialistas, autoridades provinciales y nacionales, y representantes de organizaciones internacionales. Este documento incluyó recomendaciones para construir un mundo más justo para niñas, niños y adolescentes, abordando temas como la pobreza, la explotación y el abuso sexual infantil, el reclutamiento de menores en conflictos armados, el analfabetismo, la violencia y las pandemias, entre otros. También subrayó la importancia de garantizar la participación efectiva de niñas, niños y adolescentes en los espacios sociales, respetando su derecho a la participación y la libertad de expresión.
La Declaración de San Juan, elaborada por niñas, niños y adolescentes, fue leída por dos niñas al final del evento. En este documento, se destacó la necesidad de promover el respeto y la tolerancia hacia la diversidad de pensamientos y expresiones de todas las personas participantes en el congreso.
Este evento no solo marcó un hito por su magnitud, sino también por su enfoque inclusivo y la relevancia de las demandas y propuestas surgidas de sus participantes.
El Sexto Congreso Mundial se llevó a cabo en Puebla, México, del 12 al 14 de noviembre de 2014, reuniendo a más de mil participantes bajo el lema: "Nuevos desafíos y realidades en el 25.º aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño". Este evento se enfocó especialmente en tres temas clave:
Este congreso marcó un hito en su historia al contar, por primera vez, con la presencia del Comité de los Derechos del Niño, que viajó desde su sede en las Naciones Unidas en Ginebra hasta México. Durante el evento, el Comité presentó sus reflexiones sobre los logros y desafíos en el vigésimo quinto aniversario de la Convención, las cuales fueron integradas en la Declaración de Puebla.
La Declaración de Puebla destacó los avances logrados gracias a la Convención, al tiempo que subrayó la necesidad de garantizar una mayor participación de niñas, niños y adolescentes para que sus derechos sean plenamente respetados. Además, hizo un llamado claro a los gobiernos y organizaciones públicas para fortalecer su compromiso con la infancia.
El congreso también concluyó con la Declaración del Congreso de la Niñez y la Adolescencia, donde las niñas, niños y adolescentes participantes expresaron su preocupación por la falta de interés y atención que los adultos muestran hacia sus opiniones, inquietudes e ideas. En este documento, reclamaron la promoción de un diálogo genuino y una mayor participación en los asuntos que les conciernen. Además, ofrecieron su disposición para colaborar y extendieron una invitación a los adultos a trabajar juntos, enfatizando que “a través del trabajo conjunto se pueden alcanzar objetivos comunes”.
Este congreso reafirmó el compromiso de colocar las voces de la infancia y la adolescencia en el centro de las decisiones que afectan su presente y futuro.
El Séptimo Congreso Mundial se celebró en Asunción, Paraguay, del 16 al 18 de noviembre de 2016, y reunió a casi mil congresistas, con una alta participación directa de niños, niñas y adolescentes. Bajo el lema "Somos protagonistas del cambio, rumbo a la inclusión y la concreción de los derechos de las niñas, niños y adolescentes", el congreso se centró especialmente en seis ejes temáticos:
Durante el congreso, se crearon diversos espacios de participación para oradores y congresistas, con el objetivo de obtener propuestas concretas sobre cómo lograr la plena implementación de los contenidos de la Convención sobre los Derechos del Niño, a partir de las acciones de los diferentes países representados en el evento.
El intenso trabajo participativo, el diálogo entre representantes de organizaciones públicas, entidades cívicas, profesores universitarios, especialistas y, por supuesto, niñas, niños y adolescentes —como protagonistas de sus derechos— resultó en un análisis profundo de los desafíos que enfrentan los países para asegurar que estos derechos humanos se conviertan en una realidad. También se discutió cómo estos actores deben articularse en el diseño, monitoreo y evaluación de las acciones públicas emprendidas.
El congreso concluyó con la elaboración de la Declaración de Asunción, que destacó no solo los progresos alcanzados en la protección de los derechos de niñas y adolescentes, sino también los numerosos desafíos que aún persisten en todo el mundo para garantizar la plena realización de esos derechos. Esta declaración reflejó el compromiso de seguir trabajando hacia un futuro más inclusivo y justo para todas las infancias y adolescencias.
El Octavo Congreso Mundial se llevó a cabo en Málaga, España, del 7 al 9 de noviembre de 2018, con un enfoque especial en la sensibilización sobre los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes. El evento contó con la notable participación de profesionales, docentes y agentes sociales, quienes mostraron dedicación y compromiso en estas áreas de conocimiento y acción. Además, las niñas y los adolescentes participaron activamente en todas las sesiones, compartiendo sus opiniones sobre los temas que enfrentan en su vida diaria en todo el mundo.
Este congreso se centró en seis ejes principales:
Como resultado del Octavo Congreso Mundial, se elaboró la Declaración de Málaga, donde las niñas, niños y adolescentes participantes compartieron sus consideraciones y conclusiones sobre los temas que les interesan. Esta declaración finalizó con una cita atribuida a Teresa de Calcuta: “Para garantizar que una lámpara esté siempre encendida, no debemos dejar de ponerle aceite.” Con esta reflexión, los jóvenes recordaron a todos los presentes que, al regresar a sus hogares y lugares de trabajo, deben hacerlo teniendo en cuenta que están presentes, con su propia voz, aquí y ahora, para reivindicar sus derechos y asumir sus responsabilidades. Además, enfatizaron la importancia de la colaboración: “Necesitamos su ayuda, debemos trabajar juntos para garantizar que el aceite en nuestra lámpara nunca se agote, y así iluminar el camino que nos guía hacia un futuro mucho mejor.”
Finalmente, se destacó la frase inspiradora: “No se olviden, siempre, siempre, que la paz mundial comienza con una sonrisa.” Esta declaración subraya el compromiso de las nuevas generaciones de ser protagonistas en la defensa de sus derechos y en la construcción Con esta luz y en un planeta perturbado por los efectos de la pandemia global, tuvimos un paréntesis necesario para encontrarnos en persona, después de haber organizado muchos precongresos mundiales, en torno al Noveno Congreso Mundial por los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que se celebró en la provincia de Córdoba, Argentina, del 16 al 18 de noviembre de 2022. Bajo el lema "Niñas, niños y adolescentes: ciudadanos líderes para un mundo más justo", el evento contó con la participación efectiva de quince países, 3,500 asistentes, 800 adolescentes y más de 130 especialistas de áreas académicas y profesionales en sesiones matutinas y vespertinas. Se desarrollaron seis conferencias y diálogos, veinte mesas temáticas, cinco seminarios internacionales y, especialmente, un foro de adolescentes de tres días, donde se recibieron más de doscientas propuestas de trabajos.
La Declaración de Córdoba destaca varios ejes temáticos:
- Derecho a la ciudadanía y a la participación.
- Migración.
- Desarrollo y crecimiento protegido.
- Educación de calidad y convivencia saludable.
- Además, se concretan varios desafíos pendientes, incluyendo:
- Diversidad e igualdad.
- Discapacidad e inclusión.
- Medio ambiente.
- Salud mental.
- Nutrición.
- Prevención de todos los tipos de violencia.
Así, niñas y niños, ejerciendo su derecho a la ciudadanía, comparten con nosotros, en voz alta, cuáles son sus sueños, deseos y propuestas. Los adultos, como co-participantes y corresponsables, no solo deben contribuir a la realización de estos objetivos, sino también seguir promoviendo nuevos espacios y estrategias de escucha activa y diálogo constructivo, garantizando el protagonismo de niñas, niños y adolescentes en la plena realización de sus derechos humanos.
Con la firme convicción de que estos encuentros internacionales entre especialistas, docentes e investigadores, organizaciones gubernamentales y la sociedad civil, y especialmente entre niños y adolescentes, representan un movimiento global para seguir promoviendo la creciente realización de los derechos establecidos y derivados de la Convención sobre los Derechos del Niño, más allá de su integración en la legislación, es más necesario que nunca unirnos en este desafío compartido en un escenario de reconstrucción.
Aprovechando la utilidad de la tecnología para llegar a cualquier rincón del planeta, asumimos la responsabilidad de continuar avanzando en nuestro compromiso con esta causa compartida, atendiendo a las exigencias internacionales contenidas en estas nueve declaraciones finales. Este esfuerzo conjunto es fundamental para garantizar que las voces de las nuevas generaciones sean escuchadas y para promover un futuro más justo e inclusivo para todos.de un futuro más justo y pacífico.
Desde varios países, se ha recibido una solicitud formal al Comité Internacional de Congresos Mundiales, en la sede de la Asociación para la Defensa de los Derechos de las Niñas y Niños y Adolescentes, para asumir la próxima sede del 10º Congreso Mundial por los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que se llevará a cabo en Roma, Italia. La presidencia del congreso será asumida por el Dr. Vincenzo Barba, profesor de la Universidad de Roma, “La Sapienza”.
El X Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, bajo el lema “Empoderar y acompañar niñas, niños y adolescentes: Tensiones y desafíos entre autonomía progresiva y protección efectiva de derechos”, ha puesto de relieve la importancia crucial de la autonomía progresiva como eje central en la construcción de un marco de derechos que responda a las necesidades y realidades de niñas, niños y adolescentes en el mundo contemporáneo. Este Congreso ha sido un espacio de reflexión y compromiso para afrontar las tensiones inherentes entre la creciente capacidad de decisión de las personas menores de edad y la necesidad de garantizar su protección efectiva.
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